domingo, 28 de julio de 2013

Es hora de ponerse en serio

Tengo que admitir que llevo algún tiempo pululando entre la pereza y la movilidad, me he paseado por esa delgada línea una y otra vez hasta tropezar con ella y caer en el lado del movimiento, ya hay fecha para los próximos objetivos y es el turno de moverse, y de empezar a entrenar.

Dentro del Trailrunning canario hay corredores, organizadores o ambas cosas que son conocidos, admirados y también criticados por todos, pero sin duda alguna una de los más carismáticos es Basilio Bravo. Sus carreras se rodean de un ambiente distinto que las hace especialmente atractivas, no tengo la suerte de conocerle personalmente, pero siendo sincero le tengo mucha envidia, tengo celos de su amistad con algunos, o muchos, de los mejores corredores de montaña del mundo.

Entiéndase la broma, este es el quinto año que se celebra la Vulcan Race, una media maratón perfecta para mí (a priori) subir y bajar a partes iguales, 10'5 kms para arriba y 10'5 kms para abajo, y eso, me atrae muchísimo. Sin embargo, lo que más me llama la atención de esta prueba es su nuevo formato, o mejor dicho, su precio. En Agosto se abrirán las inscripciones y durante los dos primeros días su coste será de 5 euros, a partir de ahí 8 (No quiero crear polémica, pero por fin un precio más adecuado para todos). Basilio presume de que no se echará nada en falta y apuesta por una carrera minimalista, no sé si esa palabra lleva incluida alguna sorpresa en forma de corredor, quizas es mucho soñar, pero lo importante, es que si sale bien, que dada la calidad y experiencia de la organización es más que probable, será todo un ejemplo para las pruebas de montaña en Canarias. A veces, menos es más. 

Ya está marcada en mi calendario, el 5 de octubre me acercaré a Garachico para correr, pero será la antesala de mi gran y muy personal objetivo, el Medio Kilómetro Vertical (MKV) de esta misma villa. Me motiva, es una prueba diferente, con muy buen nombre y arraigo y además, es el tipo de ejercicio que me encanta, subir mucho en poco tiempo. Más allá de los entrenamientos, nunca he competido de esa forma, 3000 metros de distancia y 500 de desnivel positivo, se me da bien subir, (dentro de que soy uno más del montón) pero no sé hasta qué punto y no se me ocurre mejor forma de comprobarlo. Para ello voy a entrenar, llegan los días de cuestas, series, rodajes, cambios de ritmo, tiradas, etc. Pero ya iba siendo hora y seguro que vale la pena. De esta forma, si no hay nada que me lo impida, una semana después estaré con otros muchos dispuesto a ascender al infierno. 
Es importante destacar que está edición va en favor de Unicef, un aliciente más para estar ahí. 

Además aprovecho para decir que voy a intentar escribir con más constancia, en breve escribiré una entrada con dos pequeños retos que me hacen especial ilusión. 

"Keep on running"



domingo, 7 de julio de 2013

¿El corredor popular fracasa?


Antes de intentar responder a esta pregunta, que adelanto ya, no tiene una fácil respuesta para mí, voy a explicar qué me hizo plantearme esta cuestión, de la que estoy seguro que de una forma u de otra todos nos hemos hecho cuando una carrera, reto o entrenamiento no nos ha salido del todo bien. 

Hace ya algo más de una semana desde que el corredor norteamericano Anton (Tony) Kupricka, que ha amagado con correr la Transvulcania en la isla de La Palma en dos ocasiones y que presume de ser un símbolo del minimalismo a todos los niveles, abandonó su intento de completar la ruta Nolan's 14. La explico de forma muy escueta: se trata de hacer cima en 14 montañas con una altitud superior a los 4000 metros, el recorrido es elegido libremente por el corredor, puesto que el objetivo principal es llegar a la cumbre de esos 14 picos (la ruta de Kupricka rondaba las 100 millas, 160 kms). Eso sí, de una sola vez, en un límite de 60 horas y sin la ayuda de liebres o escuderos, que tan populares son en las carreras americanas, véase la Western States. En resumen, un tópico, pero cierto, reto a la altura de muy pocos. 
Como he dicho antes, tuvo que abandonar, pero no dejó desprovisto al Trailrunning de otra epopeya más, sino todo lo contrario, la crónica que publicó en su blog es un relato de lo que a veces se nos escapa, la élite también es humana y esto amigos, es duro para todos y si vas mal, no perdona a nadie... Pero lo mejor es su forma de afrontar el "fracaso" y cómo explica que no se arrepiente de haber tomado tal decisión, me paro aquí. (Su crónica en español) 

Me paro aquí porque si un corredor de nivel mundial es capaz de asumir que tiene un mal día, y que si persiste puede llegar a poner en riesgo su salud, por qué no íbamos a hacerlo nosotros, aficionados, que tenemos que hacer malabares con los horarios para poder entrenar, que nos pagamos todos lo que necesitamos para correr y que en muchos casos vamos a las carreras con la única ilusión de pasar un buen rato y acabar en buenas condiciones para cumplir con las obligaciones del día siguiente. 

Lo que digo con esto es que a veces, y en mi caso particularmente, nos puede el orgullo o las ganas y seguimos forzando el cuerpo cuando no toca, como diría Iker Martin Urribeta en su blog Correr no es cobardes si no vas a sumar, al menos, no restes, para, descansa y vuelve a casa, mañana será otro día. Creo que el corredor popular no fracasa y lo digo yo, que me hundo cuando no consigo hacer lo que me propongo, o cuando siento que no he estado del todo bien en una carrera, pero aún así, opino que el fracaso para el corredor popular está en dejar de correr, en dejar de disfrutar. 

No digo que no tengamos que esforzarnos e intentar dar siempre un poquito más que ayer, pero hay que saber diferenciar entre el "día gandul" del "día de quedarse en casa". En el primero, con poner un pie delante del otro nos basta para activarnos, pero en el segundo, puede que sólo necesitemos quedarnos en casa para ver una peli o dar un suave paseo. No hay que tener miedo de quedarse en casa, a veces, una retirada a tiempo es una victoria. 



                                Tony Kupricka durante Nolan's 14                                                                Ultimate direction