viernes, 15 de noviembre de 2013

Mi rincón


Todo corredor tiene su rincón, o ese recorrido que siempre le deja con buenas sensaciones. Es su lugar favorito y lo cuida con celo, casi parece que no quiere que se conozca por el resto. Es su sitio, el que conoce de principio a fin, donde los entrenamientos no duelen y los kilómetros (casi) se pasan solos.

Después de un tiempo corriendo empecé a aburrirme del serio y habitual asfalto, me hacía falta otra cosa. Recordé una excursión de mi infancia y me acerqué a la Rambla de Castro (Los Realejos). A partir de ese momento, y hace ya tres años, siempre que necesito "otra cosa" repito y voy a Castro.

No es muy grande, pero si haces el recorrido del sendero hacia el Hotel Maritim y vuelves, da para un rato. Además, y es algo por lo que me gusta especialmente, está lleno de recovecos con los que se puede alargar y eso, sumado al sube y baja continuo puede resultar muy exigente. Tiene muchísimas posibilidades. Para mí es un lujo tanta cuesta, pero abundan las partes técnicas, con escalones incluidos, y es perfecto para entrenar las transiciones del relieve que tanto se dan en la montaña. Es un lugar ideal para pasar una tarde calmada de mochila y bocadillo. Es normal ver a mucha gente haciendo eso mismo.

Otra actividad, aunque de riesgo, es bajar a la playa de La Fajana y entrenar nuestra técnica. Es una playa pequeña. En invierno, las corrientes la hacen desaparecer casi por completo, solo queda una pequeña tira de arena, aunque, eso sí, crece en verano. Pero lo más importante, es que tiene una zona de grandes callaos. Se puede correr por ellos, pero tiene su dificultad: más que correr, tienes que saltar de unos a otros. Es un buen ejercicio para pasar un rato. Es entretenido y en compañía puede ser bastante divertido eso de jugar a imitar al de delante y seguir su ruta. Pero como todo, tiene su parte mala. Hay que andar con mucho ojo, es fácil resbalar o torcerse un tobillo, y no hay que olvidar que estamos al lado del mar y por esta zona de Tenerife es bastante traicionero. Por lo tanto, no es una actividad muy recomendable en principio (¡Mucha precaución!).

Lo mejor de Castro son sus vistas y sus pequeñas curiosidades. Perderse en el palmeral, bajar a las pequeñas calas y volver a subir, entrar por un lado y salir por el otro. Correr pos sus puentes de madera y descansar junto a Madre del Agua. Encontrar y atravesar una cueva a oscuras. Mirar a cualquier lugar y disfrutar de la belleza de la naturaleza. Ser feliz en unos pocos kilómetros de tierra junto al mar. Mi rincón favorito.


Cambiando de tema y hablando sobre la élite. Dakota Jones, ese chaval que venció en la Transvulcania de hace dos años, recientemente declinó el patrocinio de RedBull. Fue sencillo y sutil: "gracias por la consideración Redbull, pero voy a reservar mi talento para productos en los que crea". Son las cosas de este deporte. Se pueden sacar muchas reflexiones a partir de ese simple tuit, pero sin querer entrar en detalle ni comparar con otros deportes o deportistas,  aplaudo estos gestos, me hacen seguir creyendo que estoy en la afición correcta. Enhorabuena a Dakota.