domingo, 21 de septiembre de 2014

El trailrunning empieza a apestar

Me anticipo y pido perdón por la sarta de improperios y quejas que voy a soltar en esta publicación. Lector, no las tenga en cuenta, son fruto del enfado y del amor por este deporte. 

Hoy me tocaba subir al monte, no tenía ganas y dejé que las sábanas me atraparan, aunque al borde de las diez de la mañana me puse en movimiento. Como acostumbro, salí de Los Realejos para subir por El Asomadero. La jornada discurría con una monótona normalidad, hasta que llegué al mirador, a la "cima" de esta eterna subida y ahí me encendí. En esa zona hay una mesita, con unas vistas preciosas y en la que los corredores, y senderistas claro está, nos tomamos un descanso y dejamos volar nuestro ego con alguna foto. Hoy, en esa misma mesa, y en medio del monte, había un gel de glucosa trabado entre los tablones. Vale, acepto esa excusa mentirosa de que el gel se puede caer del bolsillo, pero que tú, corredor de "montaña" (no mereces llamarte así), dejes tu basura adrede en el monte, me da vergüenza y mucho asco.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Hoy no tocaba sufrir

Han pasado semanas desde mi última publicación y aunque quería hacer un diario de entrenamiento, se quedó en una simple nota suelta. El final del verano no ha sido fácil, las prácticas de empresa, cubrir partidos para Goles Messenger y el entrenamiento me han vaciado la mente, y eso afecta al resto. Pasé por dos semanas de preparación pésimas. Salía a correr, sí, pero no volvía a casa contento con lo hecho, sino más bien frustrado. Descansé dos días consecutivos y salí a probarme con el propósito de ganar confianza. Hice un recorrido de asfalto que "en forma" hago en hora y cuarto y ese día salió en hora y media. Las piernas iban, la mente no, corría cansado. La siguiente semana fue un calco, y en la tercera empecé a despertar del letargo.



                                                                          Fuente: Run To The Finish