miércoles, 3 de diciembre de 2014

1.400 palabras



                                                                                                                                       Fuente: 72 Kilos                                                                                                                                     
Descubrí que 1.400 eran demasiadas palabras. Llevo haciendo esta crónica sobre mi primer maratón de montaña más de un mes. El tiempo no me sobra, así que la he escrito a ratos, cuando he podido. He empezado a escribir esta historia una y otra vez, pero nunca he llegado a acabarla, y cada vez que intentaba hacerlo, volvía al principio y añadía palabras nuevas. Hasta hoy, cuando he sido capaz de comprender que por muchos adjetivos y sustantivos que use, no puedo, o no sé, describir fielmente la mezcla de miedo y gallardía que me invadió durante la primera parte de la carrera. No iba bien y lo sabía, todo mi cuerpo era consciente de ello, pero quizá algo en mi cabeza no. Y no por fortaleza, sino por tozudez, seguí adelante, tan adelante que acabé encontrándome bien. Fui yo de nuevo, y empecé a disfrutar. No domino tan bien el lenguaje como para explicar lo que sentí al llegar al último avituallamiento, y tampoco para definir lo que se me pasó por la mente para pararme y besar el cartel del kilómetro 40. Una muestra efusiva, de locura, que no es habitual en mí. Canté, reí, y me dije a mí mismo: "Sí, Bryan, lo estás haciendo bien. Esta vez sí", más de una vez. Lo logré, entré a meta y conseguí un objetivo que hasta no hace mucho me sonaba a chino. Alcancé la meta, aunque tuve calambres en cuanto pisé el asfalto. Mi entrada no fue épica, más bien torpe, pero fue la mía. Perdón, fue nuestra. Es tuya y mía, tuya, por haber corrido conmigo, por animarme u orientarme en este deporte, o por quererme sin condición. No corrí un maratón de montaña, corrí una historia, y en las historias se aprende. Por eso corro. Las 1.400 palabras me las quedo para mí, para poder empezar la crónica todas las veces que quiera y poder recordar así lo que viví la primera vez que hice 42 kilómetros.