lunes, 28 de septiembre de 2015

El día en que no le pedí una foto a Kilian Jornet

Empecé a correr hace unos años. No era habitual que un chaval de 17 se pusiera a correr por montaña, mucho menos en Canarias. Pero lo hice. Por suerte, no empecé a correr solo, sino acompañado de otro chaval de 17. Eramos dos locos para el resto.

Como es normal, desconocía muchas cosas al principio, aunque poco a poco empecé a descubrir el mundo de las carreras por montaña. Pronto conocí al mito, a la leyenda, a Kilian Jornet, y se convirtió en un ejemplo para mí. Se necesitan buenos ejemplos en la adolescencia; yo tuve la suerte de encontrar a uno. Ahora, que podría decirse que soy un adulto, su póster sigue colgado en mi cuarto. Y ahí seguirá.

Después de acabar bachillerato y de vagar un año por Geografía entré en Periodismo. Era la carrera que mejor se adaptaba a mi forma de ser; tenía curiosidad por el mundo y quería contar historias. Estoy afrontando mi último año de formación. En unos meses se supone que seré periodista y el futuro no pinta muy bien para mi profesión: la precariedad laboral reina.

En estos cuatro años de clase he aprendido mucho, pero sobre todo, me he dado cuenta de que no quiero pasarme el resto de mi vida trabajando en algo que no me guste. El periodismo es vocacional; tengo pasión por las carreras por montaña y me encanta el periodismo. A eso quiero dedicarme. Estoy en esa lucha, en intentar que mi pasión se convierta en profesión. Sé que es difícil, pero la gente que corre por el monte no suele rendirse fácilmente.

Hace una semana estaba en Bagà, en Ultra Pirineu, siguiendo la carrera con el equipo de TrailRunningReview. Fue una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Pude hacer algo que cualquier apasionado de las carreras por montaña querría hacer: estar cerca de sus ídolos. Pude estar junto a los corredores, charlar con ellos y verles en plena acción. Intercambiar unas palabras con Luis Sin Mas o Pablo Villa fue, sencillamente, increíble.

Me gustó muchísimo, pero tengo que confesar que me sentí algo raro: antes que periodista, aún me falta mucho para serlo, aunque en ese momento ejercía como tal, fui un aficionado del Trailrunning. Aunque el tiempo ha pasado, he madurado, o eso creo, y he aprendido a relativizar las cosas, tener a Kilian Jornet tan cerca como para tratarle de tú a tú fue impresionante.

El primer impulso que tuve fue el de pedirle una foto. El chaval de 17 años estaba empujando desde dentro, pero en ese momento, repito, estaba actuando como periodista; creo que no habría sido muy profesional haberlo hecho, pero más que por eso, no lo hice porque le admiro muchísimo.

No digo que quienes le pidan una foto no lo hagan, sin embargo, por lo que le he escuchado, leído e interpreto, Kilian Jornet es un tipo tímido al que no le gusta demasiado el foco mediático.

Por eso preferí no pedirle una foto. Podría haberlo hecho. Sí. Y no habría pasado nada, pero yo sentía que no debía hacerlo. No lo hice.

Esta temporada Kilian Jornet ha hecho menos carreras para alejarse del ruido de la competición. Prefirió dedicarse a cosas que le aportasen algo más. Yo me quedo con eso, con su insistencia por hacer cosas que le motiven.

No me hace falta tener una foto con él, me basta con seguir su ejemplo. Si logro aplicarlo a mis sueños, si lucho tanto como él por cumplir los suyos, algún día podré unir mis dos pasiones: el periodismo y las carreras por montaña. Quiero dedicarme a eso. No sé si lo lograré, pero voy a pelearlo.

Quizá no haya sabido expresar lo que siento exactamente, pero lo he intentado.

P.D.: Eso sí, no desaproveché la oportunidad y me saqué una foto con Depa, alguien al quien respeto muchísimo. Cada vez que he hablado con él me ha mostrado su cariño, así que quería reservar un recuerdo de él, de Bagà, y de Ultra Pirineu. Perdonen que no mirara al sitio correcto.


Ultra Pirineu 2015

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